Fraude científico (T3)
Cuando pensamos sobre el significado más puro de la ciencia siempre nos viene a la mente la inquietud por conocer más por mejorar a nivel personal o como social, siempre son aspectos positivos que parecen ayudarnos en el crecimiento. Sin embargo, aunque exista esa inquietud y las ganas de progresar en un investigador, la realidad es que nunca se les valora por su compromiso o amor por la ciencia, si no que se valora dependiendo de las publicaciones de cada uno. Lo que lleva a que se nuble esa visión de la ciencia como ganas de mejora y se transforma en una competición a la que no tienes más remedio que entrar.
Puede que este primer párrafo de la impresión de que no hay ninguna solución para hacer ciencia de manera moralmente correcta. Pero no es eso lo que pienso, si no que el sistema en el que se basa actualmente la ciencia se centra en la cantidad y no en la calidad de los trabajos científicos y creo que seríamos inconscientes si no quisiéramos admitir esa realidad. En la última de las publicaciones se habla del por qué del crecimiento del fraude en ciencia, para mi la respuesta más obvia es el aumento de la presión por publicar y del afán de protagonismo. La diferencia entre las personas que inconscientemente mueven el umbral de lo moralmente correcto y las personas que saltan al otro lado siendo plenamente conscientes.
Por eso el fraude que va contra la moral que, en mi opinión, un científico nunca debería perder es el consciente, el hecho de mentir, ocultar o copiar los resultados de una investigación conscientemente para lucrarse personalmente de esos resultados, ya sea para dar a conocer tu nombre o para mantener tu puesto de trabajo.
Uno de los ejemplos que he encontrado sobre fraude en alimentación, sin embargo, a mi juicio persigue otro objetivo, el de demostrar científicamente una opinión propia. Se trata del caso del francés Gilles-Eric Seralini que en 2012 publicó un estudio en "Food and Chemical Toxicology" en el que aseguraba que el maíz transgénico de Monsanto era el responsable de la aparición de tumores en ratas, mostrando las sigueintes fotos:

Después de una revisión de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) se supo que la cepa de ratas utilizada en el estudio era propensa al desarrollo de tumores y que por tanto no podía vincularse al consumo de maíz transgénico. Aunque el artículo fue retractado, este estudio sirvió a numerosas asociaciones para ir en contra del consumo y la producción de alimentos transgénicos.
El caso ese de los ratones para demostrar un opinión es tremendo...
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