Un poco más sobre divulgación (T7)

La fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) en su encuesta sobre la percepción social de la ciencia afirma que, durante los últimos años, el interés de la población por la ciencia ha ido en aumento. Además, son las personas más jóvenes (entre 15 y 24 años) los que más interés demuestran en este tema. 

Por lo tanto, al público en general sí le interesa la ciencia, pero en mi opinión ese interés depende más de lo "atractivo" que sea el resultado y no de otros aspectos más importantes, como el método científico. Según mi experiencia, hoy en día la divulgación se realiza más a través de redes sociales, blogs o alguna otra forma que requiera el uso de internet. En mi entorno, por ejemplo, cuando una persona tiene un interés sobre un tema desconocido, sea científico o no, lo primero que hace es buscarlo en google. Los recursos de internet están mucho más cerca de nosotros que otros, como las revistas, las enciclopedias... y en algunos casos más actualizados. 

El problema siempre viene cuando pensamos en que cualquiera puede publicar algo en internet sin saber sobre el tema o incluso difundir temas incorrectamente. Pero realizar un control exhaustivo sobre todo lo que se publica en internet, como si se tratara de una revista científica, en inviable. Por lo que, en mi opinión, la solución está en dotar al lector con herramientas que le permitan realizar una lectura crítica, no solo en ciencia, si no también en otros temas.

Hasta hace poco no era consumidora de divulgación científica, pero desde hace unos meses comencé a utilizar las redes sociales (Insatagram) para seguir a especialistas en Nutrición y Dietética, un tema que, aunque no es mi campo de trabajo, siempre me ha interesado. En ese momento fue cuando me dí cuenta del problema de esa falta de pensamiento crítico en los consumidores de divulgación, ya que los profesionales a menudo se mezclan con personas que simplemente cuentan su punto de vista o su experiencia personal. Me da la sensación de que se valora por igual el consejo de una persona que se apoya en la evidencia científica que el de otra que solo habla de su propia experiencia. 

Por eso, me parece importante inculcar a la población, desde la escuela, un pensamiento crítico que nos permita decidir que queremos creernos y qué no.